En el extremo norte de Portugal, donde el río Miño serpentea entre verdes valles y montañas, se encuentra Melgaço, un destino emergente que combina historia, naturaleza y autenticidad. Este pequeño municipio, aún fuera de los circuitos turísticos masivos, es perfecto para quienes buscan experiencias genuinas en un entorno tranquilo y lleno de encanto.
Un Pueblo con Historia
Melgaço es una joya medieval, con su imponente Castillo del siglo XII dominando el paisaje. Pasear por sus calles empedradas, admirar las casas señoriales y visitar el Museo del Cine (único en Portugal dedicado al cine portugués) te transportará a otra época.
Paraíso Natural y Termal
Rodeado por el Parque Nacional Peneda-Gerês, Melgaço es ideal para los amantes del senderismo, con rutas como la Rota do Contrabando, que sigue los pasos de los antiguos contrabandistas entre Portugal y España. Además, sus aguas termales (Termas de Melgaço) son perfectas para relajarse en un entorno natural.
Sabores Únicos
Esta región es famosa por su vino Alvarinho, uno de los mejores blancos de Portugal. Visitar sus bodegas y degustar este manjar, acompañado de platos tradicionales como el cabrito asado o el bacalao à Melgacense, es una experiencia gastronómica imprescindible.
Alojamiento con Encanto
Desde casas rurales con vistas al valle hasta pequeñas quintas vitivinícolas, Melgaço ofrece alojamientos íntimos y acogedores, donde la hospitalidad portuguesa se siente en cada detalle.
¿Por qué ir ahora?
Melgaço aún conserva su esencia auténtica, sin aglomeraciones, pero con una creciente oferta turística de calidad. Es el destino perfecto para escapadas románticas, viajes en familia o retiros de naturaleza y bienestar.
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